domingo, 26 de abril de 2015

Adiós al Lobo malo

Érase una vez una niña que lleva siempre una caperucita roja. Un día su madre le pidió que llevase un cesto con remedios a la abuela, que vivía en medio del bosque y le dijo que tuviese cuidado. En el camino hacia la casa de su abuela la Caperucita encontró un Lobo que le preguntó a dónde iba ella. Esta le dijo que iba a casa de su abuela, que estaba muy enferma. Entonces el lobo le dijo a Caperucita que por el otro camino era más rápido y ella se lo creyó. El lobo fue por el camino más corto y llegó primero a casa de la abuelita. Él entró en la casa y vio a la abuela acostada en la cama. En seguida la amordazó, le prendió las manos, la escondió debajo de la cama, se vistió la ropa de la abuela y se acostó esperando a Caperucita. Finalmente la niña había llegado a casa de la abuela y vio la puerta abierta y decidió entrar, al ver a la abuela acostada en la cama vio que ella estaba muy rara y como era muy lista vio que era el Lobo que estaba en el lugar de su abuela. Entonces, Caperucita cogió un hacha que su abuela usaba para cortar la leña y antes que el lobo pudiese reaccionar la niña levantó el hacha y decapitó al lobo. Cuando ella encontró la abuela y la salvó. La abuela se puso muy contenta por su nieta estar bien y las dos juntas se libraron del cuerpo del lobo. ¡Y vivieron felices para siempre!

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