domingo, 26 de abril de 2015

Carlita Roja

La abuela María, como era habitual todas las noches, se preparó para contarles una historia a sus tres nietos. Cuando ellos le preguntaron cuál era la historia que ella les iría contar, ella respondió que sería la Caperucita Roja. La Abuela iba a empezar a leer, cuando sus nietos intervinieron diciendo que ella solo les contaba historias del pasado, desactualizadas y pidieron que les contara una historia actual o entonces que inventase una. Así, la abuela pensó basarse en Caperucita Roja y transformarla en una historia interesante: «Un día de Primavera, Carla estaba paseando en un centro comercial con sus amigas, cuando su iPhone tocó, era su madre pidiéndole que abandonase el local y fuese a visitar a su abuelita que estaba enferma y que le llevase comida y medicamentos. Carla, aunque contrariada fue a su casa buscar lo que su madre le había pedido para llevárselo a su abuela. Carla le pidió a su madre el GPS para que no perdiese en el camino hacia casa de su abuela. Carla ya estaba de salida cuando su madre la avisó que había un asaltante en una cierta carretera y que, por eso, aunque el GPS le indicase ese camino, debería seguir por la floresta, que era más seguro. Pero Carla no le prestó atención a su madre, recusándose a ir por la floresta. En el camino se encontró con un hombre, vestido de policía que se le acercó, diciéndole otro camino, presuntamente más cerca pero que en realidad no lo era y el hombre era el asaltante e indicó a Carla el camino más largo para tener tiempo de llegar primero a casa de la abuela. Y como el GPS se había quedado sin batería, Carla siguió las indicaciones del presunto policía. Cuando el asaltante llegó a casa de la abuela, la prendió y escondió en la parte de afuera de la casa. Carla, ese día, curiosamente entró por el sótano. Así encontró a su abuela a tiempo y llamó a la policía que ya buscaba al hombre hace mucho tiempo. Todo terminó bien. Y Carla aprendió a escuchar a su madre. Al día siguiente, Carla les contó su historia a todos sus amigos transformándose en una heroína. Carla también lo publicó en Facebook, volviéndose aún más popular. A los nietos de la abuelita María les encantó la historia y, a partir de ese día, la abuela pasó a inventar historias más atractivas.

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