Érase una vez una niña que se hacía llamar caperucita roja porque siempre usaba una capa roja y la gente pensaba que era divertida.
Esta niña tenía una abuela que vivía lejos, en medio del bosque. Su madre la mandaba todos los días a llevar el almuerzo a su abuela en una canasta. Hasta que un día se dio cuenta de que alguien la seguía camino a casa, sintió curiosidad y empezó a preguntar quién estaba allí, y que alguien empezó a huir de ella, y ella sin darse cuenta de nada dijo: "-Oye, no te escapes, no te lastimaré" Y así fue como poco a poco el lobo se fue acercando y ella empezó a darse cuenta de que él era un lobo bueno, se hicieron amigos y desde ese día ella le dio la canasta y él, a modo de agradecimiento, la acompañó desde la casa de su madre a la casa de su abuela para asegurarse de que no le pasara nada malo.
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